miércoles, 9 de enero de 2013

Lee el siguiente texto



A la iglesia de Santa María me acuerdo que iba todas las tardes, en el verano de mis doce años, a rezarle unas cuantas avemarías a la Virgen de Guadalupe, la patrona de mi ciudad, a la que yo le pedía que intercediera por mí para que me aprobaran la gimnasia en septiembre porque en los exámenes de junio había suspendido de manera humillante. No se me daba bien ningún deporte, no era capaz de subir una cuerda o saltar un potro y ni siquiera sabía dar una voltereta. Había ido creciendo en mí un sentimiento de exclusión que se acentuaba amargamente (....) Me sentía siempre avergonzado y aparte de los otros (....) A veces, en la gran plaza que hay delante de la iglesia veía de lejos, sentados en un banco de piedra, a los cuatro o cinco gamberros de clase, que ya fumaban y entraban en las tabernas, y que si pasaba delante de ellos, aunque fingiera no verlos, se burlaban de mí, como se habían burlado en el gimnasio y en el patio del colegio ante mi cobardía física....

Antonio Muñoz Molina, Sefarad,  pp538 - 539

2 comentarios:

  1. Somos María y Lucía de 1ºA. De parte de todos.
    Ante este tipo de sitiaciones es importante la labor de los mediadores para incluir en el grupo a gente apartada. Cada uno somos como somos, todos tenemos defectos, y nadie debe meterse con nadie por esa razón.

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  2. Somos la clase de 1ºB y los mediadores Sara y Cristian. Hemos leído la historia y nos ha parecido un poco triste para eso están los mediadores y los profesores.Nadie tiene que reírse de los demás.

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